Juan Ivars Perelló autor del libro Historia del Buceo (Su desarrollo en
España) editado en 1988
A través de esta sección podréis disfrutar de la historia de nuestra
pasión desde sus orígenes, desde los tiempos antiguos, pasando por los
persas, egipcios y siguiendo poco a poco por todo el recorrido que ha
traído hasta nuestros días esta pasión que nos une.
A primera vista podría parecer que el buceo comienza con el
desarrollo del llamado regulador automático de demanda inventado por el
comandante francés Cousteau y el ingeniero Gagnan, pero si nos basamos
en las versiones de historiadores tales como: Plinio, Tucídides, Tito
Livio, Herodoto, Aristóteles, Plutarco, Vegecio, etc., que aportan
referencias de más de 4.500 años de antigüedad, se ve claramente que la
realidad es otra muy distinta y que las motivaciones para que el hombre
se sumerja en aquellos albores de la humanidad son:
- La obtención de alimentos.
- La pesca de esponjas, corales, madreperlas, etc...
- El llevar a cabo hazañas bélicas.
- La recuperación de tesoros y objetos de gran valor.
En el Museo Británico, se conservan bajorrelieves que corresponden al
siglo IX A.C., mostrando a buzos ayudándose con odres llenos de aire,
pudiendo considerarlos como los primeros recipientes de presión análogos
a los utilizados en estos días para suministrar gases a los buzos.

El filósofo griego Aristóteles (384-322 A.C.), en su obra -Problemata-,
proporciona las primeras referencias históricas sobre la campana de
buceo, sin duda el elemento auxiliar que el hombre ha empleado más
tiempo en su trabajo a pulmón bajo el agua, a pesar de plantearse
diversos problemas. Siendo mayor el hecho de que la presión del agua
comprime el aire en el interior de la campana, y reduce consecuentemente
su espacio vital, a medida que aumenta la profundidad (a 10 metros de
profundidad el volumen de aire de la campana es la mitad del volumen
inicial, subiendo el nivel de agua, otro tanto).
Nos relata Plutarco referente a Marco Antonio y Cleopatra lo
siguiente:
En cierta ocasión, dice, Antonio quiso tomar parte en un concurso de
pesca que era presenciado por Cleopatra y, como no picara ningún pez en
el anzuelo, mandó a sus buzos que fueran enganchando en el mismo los
peces previamente preparados. Cleopatra fingió maravillarse de tanta
abundancia, pero el día siguiente hizo que uno de sus buzos,
anticipándose a los de Marco Antonio, enganchara el anzuelo de éste, un
pez seco salado.

Existen proezas realizadas por buzos en épocas muy antiguas. La mayoría
de las mismas se relacionan con la guerra Naval. Tucídides, en su relato
del sitio de Siracusa, 414 años A.C., destaca la existencia de buzos que
aserraban debajo del agua las estacas que defendían las entradas del
puerto.
El historiador griego Herodoto, en escritos del año 460 A. de C., nos
habla de un famoso buzo griego llamado Scyllis y de su hija Cyana,
empleados por el rey Xerxes para la recuperación de tesoros en un buque
persa hundido. Habiendo terminado su trabajo, Xerxes los retuvo, pero el
griego y su hija, durante una tormenta, se lanzaron por la borda y
buceando sembraron el desconcierto en la flota fondeada al cortar sus
amarras e irse los buques al garete. Mientras tanto, los dos fugitivos
escaparon nadando hasta Artemisus, a nueve millas de distancia, mientras
la flota se estrellaba contra los arrecifes.
Aristóteles, habla ya de los buzos pescadores de esponjas, hace
referencia en su -Problemata- a una campana de buceo utilizada por
Alejandro el Grande, en el sitio de Tiro ocurrido en el año 332 A.C.. A
esta campana se la llamo -Colinfa-.
Plinio, en el año 77, nos cuenta en su -Historia Naturalis- la
existencia de buzos militares. Por primera vez se cita el uso de tubos
para respirar, uno de cuyos extremos permanecía en superficie por medio
de un flotador y el otro se colocaba en la boca.

Las primeras noticias que se tiene en España del empleo de buceadores de
combate datan del 125 A.C., y según el escritor Polibio, que asistió con
Escipión a la caída de Cartago y Numancia, relata cómo se utilizaron en
la toma de Cartagonova combatientes especialmente entrenados en la
natación y el buceo.
Si nos remontamos a los orígenes de la Armada en España, parece
evidente que su primera organización data del siglo XIII cuando la
Fuerza Naval del Rey Fernando III, al mando del primer Almirante de
Castilla D. Ramón Bonifaz, consiguió vencer al Rey moro Axafat y la
rendición de Sevilla el 23 de noviembre de 1.248.
Con esta gesta el Rey encargó al Almirante Bonifaz la formación,
organización y la redacción de las primeras ordenanzas realmente
Castrenses de la Armada, toda vez que lo hasta entonces legislado se
refería exclusivamente a las naves del comercio.
A partir de este momento, se produce un significado incremento del
potencial Naval. En el siglo XIV, y debido a la necesidad de reparar las
averías producidas por varadas, vías de agua, reparación de anclas,
etc., se dota a los navíos españoles de buceadores a pulmón.
Grabado sirio que muestra las denominadas máquinas de guerra siria.
Eran botas llenas de aire, que utilizaban para poder respirar bajo el
agua y desplazarse bajo el agua de forma oculta hasta las naves enemigas.

La nave Victoria, de la expedición de Magallanes, fue la única que
finalizó la primera vuelta al mundo, perdidas las demás por diferentes
causas, llegando a España el 3 de septiembre de 1522.
Durante la increíble hazaña, la nave se encontró con dificultades que
impedían navegar debido a graves vías de agua, haciéndole recalar en la
isla de Tadore, en las Molucas. En su diario de a bordo se consignó lo
siguiente, con relación al método empleado para la localización de las
citadas vías de agua:
El Rey de Tadore acudió donde estaba la nave y ante él cinco
buceadores intentaron en vano encontrar la vía de agua. Entonces envió a
buscar al otro lado de la isla a tres hombres más expertos aún. El día
siguiente se sumergieron, y mientras buceaban dejaban que sus caballeras
flotaran para, arrastradas por las filtraciones del casco, señalaran el
orificio de las vías de agua en los carcomidos cascos de madera. Así
pudieron ser localizada y reparadas, y el buque se hizo a la mar
cuidadosamente carenado.
Durante los siglos XV y XVI se crea la Flota de corso y buceo para
recuperar los galeones y cargamentos que habían naufragado en las
Bahamas y golfo de México.

Entre los siglos XVI y XVII comienzan a aparecer diversos ingenios,
que permiten al hombre permanecer debajo del agua durante cortos
intervalos de tiempo. Cabe destacar como los más importantes:
Campana de Toledo, 1538
Con la que se hizo una demostración en aguas del Tajo en presencia del
Emperador Carlos V y más de diez mil espectadores. Fue más bien un
número circense en que lo -más difícil todavía- era que los ocupantes de
la campana se sumergían con una vela encendida y después de cierto
tiempo en inmersión salían con la vela encendida.
Campana de Bono, con la que en 1582
Se efectuaron inmersiones en aguas de Lisboa ante delegados de Felipe
II, recuperándose el ancla perdida por un navío.
Trazas e Ingenios de Jerónimo de Ayanz 1597-1603
Verdadero precursor del buceo, que ya en 1603 ideó entre otros un tubo
respirador y una barca submarina cerrada y bien calafateada, propulsada
por remos.
Equipo de Diego de Ufano 1613
Capitán de Artillería español, inventó una especie de equipo para
recuperar los cañones y barcos hundidos del fondo del mar.
Diseños de Pedro de Leresma 1623
Inventos para salvamento de buques y buceo reseñados en un manuscrito
inédito existente en el Museo Naval.
Ingenio de Francisco Nuñez Melian 1626
Utilizado en la extracción del cargamento de oro y plata que llevaba el
Galeón -Santa Margarita- hundido junto con el -Nuestra Sra. de Atocha-
en 1622 en la península de Florida.
Campana de Cadaqués 1677
Utilizada en la extracción de los tesoros hundidos de cabo Creus. Los
ocupantes de la campana, al finalizar la jornada de trabajo lo que
recibían como salario, era las monedas que eran capaces de coger con la
boca y las manos una sola vez.
Campana del inglés Edmund Halley 1656-1742
El primer éxito técnico importante en la campana, fue logrado por el
físico y astrónomo Sir Edmund Halley, quién observó el problema del
agotamiento de oxígeno e ideó un sistema para enviar hacia abajo aire
fresco en barriles.
La comunicación entre el barril y la campana se hacía a través de
-una manguera de cuero bien empapada en cera y aceite-. La campana
estaba provista, además, de una pequeña válvula que permitía la salida
del aire expirado cuando penetraba el fresco.
En 1690, Halley y cuatro compañeros utilizaron el aparato para
establecer el récord de profundidad, permaneciendo sumergidos durante
hora y media a 18 metros de profundidad. Complacido con su
descubrimiento, Halley se deleitaba refiriendo como había permanecido
sentado, completamente vestido y seco en el fondo del mar y para
demostrar lo perfecto de su sistema de provisión de aire, desperdiciaba
algunas veces el oxígeno encendiendo bujías en la campana.
En 1775, Spalding, de Edimburgo, perfeccionó el aparato de Halley
añadiendo a la parte superior de la campana una cámara provista de
grifos que podía llenarse de agua para la inmersión, mientras que para
emerger, el agua era expulsada. Nos hallamos ante un principio del
lastre de agua que utilizan los submarinos actuales.
En 1788 John Smeaton, construyó una campana a la cual se le
suministraba mediante una manguera, aire de una bomba instalada en
superficie. Esto representó una auténtica revolución técnica,
produciendo la invención de muchos equipos de buceo
.
El primer equipo de Buceadores de Combate Españoles, constituido como
tal, actuó, en 1782 minando el estrecho de Gibraltar a nado y al mando
del general Grillón.
Las Reales Ordenanzas de Carlos III dan realce a la figura del buzo
embarcado, citando textualmente:
Durante el zafarrancho de combate, el buzo permanecerá en la enfermería
o se ocupará en el paso de cartuchos de despensa a boca de escotilla,
preservando así su persona, mientras no sea necesario emplearlo en
función importante de su ejercicio.

Por Real Decreto de 20 de febrero de 1787 se crean las primeras Escuelas
de Buceo en cada Departamento Naval. Estas Escuelas de Buceo son las más
antiguas del mundo.
En enero de 1791 Pedro Amable Burlet construye en Cartagena una
maquina hidráulica para el buceo, útil para profundidades pequeñas. Con
posterioridad, el buzo mayor de la Armada Sánchez de la Campana
construye en Cádiz la campana de su nombre.
En 1816, emigró a Inglaterra Augusto Siebe, joven alemán
especializado en armamentos y herramientas, inventando tres años más
tarde el primer casco abierto de buceo, basado en el mismo principio de
la campana, teniendo el inconveniente que si el buzo se inclinaba
demasiado durante su trabajo, se llenaba de agua.

En 1837, Siebe patentó su escafandra estanca, versión mejorada de su
anterior invento, siendo el casco y la bomba para suministro del aire
los mismos del modelo primitivo. Esta escafandra de Siebe sirvió de
modelo para todas las escafandras de buzo, que todavía se utilizan en la
actualidad.
El día 1 de julio de 1847, llega a Ferrol a bordo de la fragata
mercante Jorge Juan el que puede considerarse el primer equipo de buzo
para la Armada Española, modelo Siebe.
El primer regulador de aire fue inventado en 1865, por los franceses
Benoit Rouquayrol, ingeniero de minas y Auguste Denayrouze, teniente de
navío. El depósito del aire estaba alimentado por una bomba desde la
superficie, pues la industria de la época no podía construir recipientes
capaces de soportar una presión superior a 30 Kg/cm2. La Amada Española
adquirió el primer equipo Rouquayrol-Denayrouze en octubre del 1866, con
destino a la Fragata Tetuán.

Tanto la campana la escafandra de Siebe como el equipo de Rouquayrol-Denayrouze,
eran suministrados con aire, hasta que en 1878 Henry Fleus patenta el
primer equipo de buceo autónomo, que empleaba oxígeno puro como medio
respiratorio. Era a circuito cerrado con saco respiratorio, botella de
oxígeno cargada a 30 Kg/cm2. de presión, un cartucho que contenía el
elemento purificador del anhídrido carbónico. Es el antecesor de los
equipos que utilizan los buceadores de combate actuales.
Con todos estos modernos equipos de buceo es necesaria una nueva
legislación, aprobándose el 20 de julio de 1904 el primer Reglamento de
Buzos.
En la recién creada Escuela de Submarinos de Cartagena, y a propuesta
de su director, capitán de corbeta don Mateo García de los Reyes, se
crea la Escuela de Buzos, aprobada por el rey don Alfonso XIII en la ley
de 24 de julio de 1922.
La misión principal de la citada escuela, era la de formar buzos para
el salvamento de buques y atender las necesidades inherentes al
crecimiento de las Arma submarina. En 1926, sale ya de esta escuela la
primera promoción de buzos que manejan el moderno equipo clásico de buzo
-Siebe-Gorman-.
La primera cámara de descompresión que hubo en España, se adquirió en
el año 1923 para la Armada y su Escuela de Buzos. La suministró la Siebe-Gorman
y se instaló en 1924 a bordo de la barcaza auxiliar de buzos de la
citada escuela. Esta cámara estuvo prestando servicio a la Armada el año
1979, estando actualmente expuesta en el Museo Naval de Cartagena.

También en 1926 llega a España, las primeras tablas de descompresión
inglesas, publicadas por el Dr. Haldane con la introducción de las
citadas tablas y la primera cámara de descompresión importada igualmente
de Inglaterra, se ponía punto y final a la aplicación de los
procedimientos arcaicos utilizados para intentar mitigar los dolores y
molestia producidas por los -ataques de presión-.
En 1928 se construye en Bilbao y se instala en Cartagena, en la base
de submarinos, con material procedente de los sumergibles tipos , el
primer tanque hidráulico para inmersiones de hasta 100 metros.
El primer equipo autónomo de oxígeno-nitrógeno y oxígeno puro se debe
al Buzo Mayor de la Armada D. Pablo Rondón, denominado -Chaleco España-
declarándose reglamentario en la Armada al efectuarse pruebas a 60
metros de profundidad y escapes desde submarinos posados en el fondo a
40 metros.
Durante la Guerra Civil, la participación de buceadores y de buzos se
reduce al salvamento de buques hundidos por la aviación en puertos y
aguas poco profundas, destacándose el salvamento y puesta a flote del
destructor Císcar en el puerto de EL Musel (Gijón).
A la finalización de la contienda se crea la <>, que en una
gran campaña consiguió en pocos menos de una decena de años reflotar y
salvar más de 120 barcos con un tonelaje global de 180.000 Toneladas de
registro bruto.
Por decreto de 12 de marzo de 1942 se reorganiza el Cuerpo de Buzos
de la Armada y en 1946 se construye una nueva Escuela, en la base de
Submarinos de Cartagena. La segunda guerra mundial proveyó al incentivo
necesario para que se avanzase a grandes pasos en el desarrollo de los
equipos autónomos de circuito cerrado.
En septiembre de 1941, buzos con equipos autónomos de la Marina
Italiana, demostraron espectacularmente la importancia y valor militar
potencial de dichos equipos, cuando atacaron con éxito buques Británicos
en Gibraltar y Alejandría. Este ataque y otros que siguieron,
contribuyeron considerablemente a despertar el interés de las Marinas de
Estados Unidos y Gran Bretaña con respecto al desarrollo de estos
equipos y el adiestramiento de uso de los mismos.

En 1943, Jacques Yves Cousteau, en aquellos años teniente de navío de
la Armada francesa y Emile Gagnan, ingeniero de la compañía Air Liquide
y experto en equipos industriales de gas, pusieron a punto, la primera
válvula reductora de demanda, completamente automática. El prototipo de
esta reductora, consistía en un mecanismo de baquelita diseñado para
inyectar automáticamente gas natural a los motores de los automóviles.
En este equipo Cousteau, aprovecha los principios de varios elementos
que habían sido utilizados ya con éxito: el regulador de presión
Rouquayrol, las aletas de Corlieu y la botella de aire comprimido del
Comandante Le Prieur, quien en 1925 había efectuado demostraciones de su
sencillísimo equipo de inmersión que en esencia consistía en un botella
cargada con aire comprimido, el cual se liberaba mediante un grifo que
daba un flujo continuo de aire.
En 1951, el español Santiago Ferrán trajo a España el primer equipo
autónomo francés Aqualung (pulmón-acuático). En el año 1953 se crea el
prestigioso C.R.I.S., (Centro de Recuperaciones e Investigaciones
Submarinas) de Barcelona, uno de los primeros Centros Europeos de
Actividades Subacuáticas y Deportivas, y a partir de 1967, se encuadran
dentro de las F.E.D.A.S., (Federación Española de Actividades
Subacuática).
El 30 de septiembre de 1957, el español Eduardo Admetlla, con el
apoyo de la Armada, consiguió en aquellos tiempos, el récord mundial de
inmersión con equipo autónomo de aire comprimido, al alcanzar en aguas
de Cartagena la profundidad de 100 metros.
En 1953, se crea en Illetas el primer Núcleo pionero del buceo de
combate de forma organizada, Núcleo que se denominó -Grupo de Illetas-,
por tener su enclave en esta isla de Mallorca siendo su organizador el
Tte. I.M. Gorordo.
Al crearse en Cartagena, en 1958, el CIB (Centro de Instrucción de
Buceo) dependiendo del CIAF (Centro de Instrucción y Adiestramiento a
Flote), el buceo en la Armada pierde su conexión con la Base de
Submarinos.

A partir del 30 de Abril de 1959 en que finaliza el primer curso
oficial con estos equipos, siendo el personal docente Oficiales y
Suboficiales de nuestra Armada, que habían realizado diferentes cursos
de buceo, en los Estados Unidos de América. Comienza así una gran labor
impulsora del buceo profesional en nuestra Armada.
En 1964 es botado el Remolcador RA-6, transformándolo en Buque de
Salvamento Poseidón (BS-1), dotándosele con una cámara de descompresión,
equipos para buzos clásicos y de buceo autónomo.
El Capitán Gorordo se traslada a Cartagena y funda, el día 1 de
Febrero de 1967, la Unidad Experimental de Buceadores de Combate (UEBC),
que se convierte en Especial el 10 de Enero de 1970.
Con el auge del buceo al final de la década de los 60 las
instalaciones del CIB se quedan insuficientes, trasladándose el 3 de
marzo de 1970 a la Estación Naval de la Algameca (Cartagena) a un
edificio nuevo, que con el transcurrir de los años se irá convirtiendo
en cuatro (Edificio de mando, con Complejo Hiperbárico, Escuela de
buceo; Edificio de la UIS con complejo hiperbárico hasta 300 metros;
Edificio del Cuartel de Marinería y Edificio de UEBC).A este conjunto de
edificios y dependencias se le denomina Centro de Buceo de la Armada,
creado por la O.M. 37/70 (D.O. núm. 11).
En la Escuela de Buceo del Centro de Buceo de la Armada, se imparten
los cursos de Buceador Elemental, Buceador de Combate, Tecnología del
buceo, Aptitud de Buzo, Accidentes de Buceo y Medicina Subacuática, cuya
duración oscila entre dos meses y tres años. A estos cursos acuden
Soldados y Marineros, Cabos, Suboficiales y Oficiales de las Fuerzas
Armadas, Guardia Civil, Policía Nacional y numerosos alumnos de Marinas
extrajeras, que acuden por el prestigio y solera de esta Escuela. Desde
su inauguración, hasta el 31 de diciembre de 1999, la Escuela de Buceo a
formado unos 8.300 alumnos.
También a partir de 1970, se comienza a potenciar la investigación
subacuática que, consigue en Noviembre de 1979, iniciar la carrera de
empleo de He-O2 como medio respirable en una serie de inmersiones
prácticas a 90 metros, con objeto de recuperar el ancla y la cadena del
Transporte de Ataque -GALICIA-, utilizando el sistema ligero para gran
profundidad con mezclas de He-O2 suministradas desde superficie y
Campana Abierta.
Dentro de esta carrera de la investigación, en el bienio 1983-1984 se
han alcanzado los 120 metros, con mezclas ternarias en simulador
hiperbárico, dependiendo de la profundidad, límite todavía rentable para
la utilización del hombre como buceador en la explotación de los
múltiples recursos del mar, desarrollando la tecnología adecuada en
beneficio de las aplicaciones militares y de las socio-económicas del
país.
En el aspecto militar y en el intento de mejorar la intervención
operativa del buceador en el agua, se ha iniciado desde 1982, la actual
organización del Buceo en la Armada, creándose las Unidades de Buceo de
las Zonas Marítimas: en las Bases Navales de la Graña (Ferrol), Puntales
(Cádiz), Arsenal Militar de Cartagena y Arsenal de Las Palmas, se crea
también la Unidad Especial de Desactivado de Explosivos (UEDE) y la
Unidad de Buceadores de Medidas Contra Minas, publicándose el nuevo
reglamento del centro de Buceo de la Armada, y el de las especialidades
y aptitudes de Buceo.

Por Resolución número 56/1999, del 12 de Febrero de 1999 (DOD. Núm.
33 de 18-02-99), causa baja en la Lista Oficial de Buques de la Armada
el buque de salvamento -Poseidón- (A-12) después de una dilatada y
fructífera labor en salvamentos, rescates e investigaciones científicas,
tomando el relevo el Buque de Buceo -Mar Rojo-. (NEPTUNO)
El Buque de Salvamento -Mar Rojo- embarca, entre otros equipos, un
moderno complejo de buceo a gran profundidad con mezcla de gases para
inmersiones a saturación hasta 200 metros de profundidad y un Vehículo a
Control Remoto (ROV) operativo hasta 600-1000 metros de profundidad. Con
esta unidad nuestra Armada se coloca a la altura de los países más
avanzados en las técnicas del buceo.
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